lunes, 18 de enero de 2010

LA POLITICA Y LAS PERSONAS


De un tiempo a esta parte uno analiza las consecuencias personales ( tiempo, relaciones personales, amistades, etc) que tiene la actividad política, en mi condición de militante – afiliado de base ( nunca he ambicionado otros, en mi etapa vital en la que me encuentro me siento muy a gusto donde estoy ); he intentado siempre defender mis posiciones o planteamientos políticos estén equivocados o no, estén mas o menos acertados, sean mayoritarios o no, siempre desde una posición constructiva, con respeto personal y lealtad política, y acatando en todo momento las decisiones de la mayoría.

Amo, milito y entiendo la política como aquel intercambio de síntesis, donde los planteamientos constructivos enriquecen al partido, todo afiliado-militante aporta algo y más en proyectos colectivos, transformadores y emancipadores como es en el que milito desde hace más de 15 años ( la mitad de mi vida la he pasado militando en la familia socialista).

Nunca me he considerado poseedor de la verdad absoluta, es más, en política nadie la tiene y si fuere así dejaría de existir al menos en la que yo milito.

Pero lo que no entiendo es que la diversidad, divergencia de planteamientos u posicionamientos se traslade al terreno personal. Las amistades, el respeto a las personas y la calidad humana no entiende de debate político, ni de discrepancia política, uno no es mas amigo o mejor persona por respaldar o no, apoyar o no, lo que uno piensa o entiende sobre una política pública concreta, una acción o un modelo; la calidad humana se mida en la coherencia personal, en el significado de la amistad y en las formas en que se transmite o expresa esa divergencia. Nuestra historia, la del PSOE, está asentada sobre el debate permanente entre las distintas concepciones filosóficas del socialismo democrático desde Indalecio Prieto a Largo Caballero, pasando por Julián Besteiro, Jaime Vera o Fernando de los Ríos.


La libertad es como el aire nos dice Alfonso Guerra, sólo te das cuenta de que existe y de su importancia cuando te falta; no es eterna hay que cultivarla diariamente, enriquecerla constantemente e impregnarnos de ella en todas nuestras facetas sociales, cívicas y vitales, y no sólo significa poder decir, expresar, respaldar o apoyar lo que uno piensa, considera o entiende libre y democráticamente sino que también se refleja en el respeto personal hacía la persona que no piense, opine o defienda nuestros planteamientos o posicionamientos.

Se pierde el poder de las ideas cuando se ataca personalmente a la divergencia y se extrapola de la verdadera esencia del debate político.