viernes, 1 de abril de 2011

ARTICULO ABRIL EN CIUDADA LINEAL

A partir de este mes de Abril, empiezo a colaborar con el periódico de las comarcas mineras CIUDAD LINEAL, me lo propusieron y no me pareció mala idea. Todos los meses escribiré un artículo, sobre todo aquelllo que vivo, percibo, pienso y siento. Mi primer artículo ha sido dedicado a la historia personal de mi abuelo cuando era un niño y estuvo sirviendo en el pueblo de Sietes. http://www.edicionescman.com/detalleCiudadLineal.php?id=52 QUE TUVIERON QUE ABANDONAR SU NIÑEZ PARA CONVERTIRSE EN HOMBRES SIETES: LA HISTORIA DE UNOS NIÑOS Sietes, es una pequeña y hermosa aldea del municipio de Villaviciosa, conocida mundialmente por el lanzamiento de Windows 7. Su historia se encuentra reflejada en sus edificaciones inherentes a su pasado agrícola y ganadero, sus hórreos, cuadradas y casonas asturianas llenan sus calles, sus fincas llanas y extensas, hoy abandonadas en su inmensa mayoría, nos dan una idea de su riqueza en la primera mitad del siglo XX, una época marcada por la miseria y la pobreza. Personalmente, el pueblo de Sietes, no lo conocí por Bill Gates, su nombre va asociado a mi persona desde que mi abuelo “Papi”, me empezó a contar su vida, y como a sus 9 años tuvo que abandonar su familia, sus amigos y su pueblo Condueñu, enmarcado en el valle de Tiraña, en busca de su supervivencia vital. Tras varios días caminando recaló en Sietes, allí una familia lo acogió en su casa, le daría cama y comida a cambio de trabajar en el campo y cuidar del ganado. Desde aquel momento mi abuelo dejo atrás su niñez y comenzó su nueva vida de hombre siendo aún un niño. Jornadas interminables de trabajo, meses y meses sin ver a su familia, algún que otro amigo y las anécdotas de unos niños que siendo hombres no dejaban de ser jóvenes con todo lo que ello conlleva. Nos encontramos en 1938, su hermano mayor le dijo que para las navidades le iría a buscar a Sietes, y que juntos se vendrían caminando para pasar todos juntos en familia las fiestas. Se lo comentó el día que ambos se despidieron en la casa de sus padres, mi abuelo volvía a Sietes, y su hermano se iba a la guerra. Pasaban los días y la navidad se echaba encima y su hermano no dabas señales de vida. En su interior, algo le decía que a su hermano mayor nunca más lo volvería a ver; esas presunciones se confirmaron cuando llegó a su casa en las vísperas de nochebuena, preguntó a sus padres por su hermano, y le enseñaron una carta recibida en la que les informaban del fallecimiento de su hijo en la Batalla del Ebro. La guerra, la miseria, la injusticia y la pobreza marcaron la niñez adulta de mi abuelo. Este verano volvió Sietes, en compañía de su familia, sus nietos y nietas y su compañera de viaje durantes los últimos 54 años, “Mami”, fuimos testigos de una lección magistral de la historia de nuestro país representada en la vida de mi abuelo, cada gesto de su cara durante el paseo por la aldea, “ en aquella casa vivía Manolín..”, “en aquel prau cuidada el ganau ”, “ aquella finca daba les mejores fabes de Villaviciosa”…. Al llegar al único bar que sigue abierto en el pueblo, un paisano sentado a la puerta le recuerda a un buen amigo de aquellos años, mi abuelo se acerca a saludarlo “ Yes Manuel.. soy Norio, el que trabajaba en la casa de Juan ”, desgraciadamente el hombre ha perdido la memoria y no se acuerda de nada, pero él si que lo reconoce; cosas de la edad nos dice Papi, con la mira perdida y con la voz temblorosa, seguimos caminando…. Ésta, es una historia real, la de mi abuelo Norio “El Pollero”, para mi hermano y para mí,“Papi”, sus vivencias y su vida durante sus siete años en Sietes, una época cruel de miseria, explotación y pobreza, en la que aquellos ingenuos niños tenían que convertirse en hombres para poder subsistir. Él mas que nadie, al igual que tantos hombres y mujeres que vivieron y sufrieron aquella época, entienden a todos los hombres y mujeres tunecinos, a los jóvenes y no tan jóvenes egipcios que reivindicaron en la plaza Tahrir del El Cairo: dignidad, libertad, justicia y democracia. Magistral clase de historia la que recibimos este verano, en una tarde del mes de julio en Sietes, a cargo de mi admirado catedrático de la vida, mi abuelo Norio El Pollero, “Papí”. FELIPE ORVIZ ORVIZ

1 comentario:

Rebeca dijo...

Me encantó Felipe, tierno, cálido y triste a la vez. Muchos besos.
Rebeca